top of page
  • Foto del escritorSofía

Mis frases inspiradoras favoritas

Siempre que una frase se queda grabada en mi retina u oídos, la guardo de alguna forma física. A veces la escribo en un cuaderno, a veces la dejo marcada en Instagram o le tomo un pantallazo para tenerla siempre en mi teléfono. Creo que una frase puede marcarte en un momento dado, pero cuando hay frases que siempre están presentes en tu vida, aunque pasen los años, te forman como persona. Cada cierto tiempo agarro nuevas citas que considero importantes para sustentar mis valores personales, porque así también me inspiro a mi misma y me doy un impulso para ser mejor. En esta entrada les hablaré de algunas de mis frases favoritas y espero poder inspirarlos de paso.


(Todas las imágenes fueron editadas por mí en Canva)



Este proverbio inglés me hizo dar cuenta que equivocarse no es lo peor que puede pasarte. Equivocarte en algo hace que aprendas. Esto es algo que todos oímos de vez en cuando, desde que somos pequeños, pero aun así nos frustramos demasiado cuando nos sucede, sintiéndonos mal por no haber conseguido algo, por haber cometido un error. En vez de eso, debemos alegrarnos porque ese tropezón, evitará que caigamos más duro en el futuro.





Me gusta porque debo esforzarme en esto. Cuando nos preocupamos demasiado por algo que tenemos que hacer o que sabemos que nos pasará pronto, no estamos arreglando nada. Lo único que hacemos es estresarnos de antemano, porque igual lo haremos cuando la cosa en si suceda. Intentar relajarnos, respirar y meditar nos da la paz que necesitamos para afrontar cualquier problema, en vez de estar estancados en él.




Me encanta esta frase porque forja en parte mi forma de ver el mundo. Creo que hoy en día se le da demasiada importancia a la necesidad de 'tener'. Vivir no es tener; vivir es amar, sonreír, cantar, bailar, conversar, leer, escuchar música, crear...Se que es ingenuo pensar que una familia puede alimentarse de esas cosas, y no es eso lo que pienso. Pero creo que el tener más de la cuenta, el valorar nuestras vidas de a cuerdo a cuanta ropa podemos comprar, que tan grande es nuestra casa, que tantos lujos podemos adquirir, y vivir para trabajar creyendo que de eso se trata existir, es un error. Claro que debemos trabajar y poder subsistir. Con dinero podemos alimentarnos adecuadamente, tener un techo sobre nuestras cabezas, poder educarnos, vestirnos, etc. y si no abusamos de el, todo esta bien. Pero no nacimos para pagar cuentas (o deudas, en algunos casos) y morir.






Perdernos no es vivir el fin del mundo. Sentirnos perdidos es solo estar en el borde final de lo que fuimos antes, es poder reencontrarnos y conocernos nuevamente. Es el inicio de nuevas oportunidades y una vida mejor.









Me encanta esta frase de Marie Kondo porque refleja lo bello de convertir una habitación o una casa en un hogar que demuestre lo que eres y lo que quieres. Cuando ordenamos nuestras cosas usando el método Konmari es esto exactamente lo que debemos buscar: crear un espacio para el ahora, no para el pasado.








Descubrir nuestro propósito en la vida es algo que no todos tienen el privilegio de hacer. A veces lo damos por sentado o nos engañamos a nosotros mismos diciéndonos que nacimos para tal o cual cosa, cuando en el fondo solo estamos repitiendo una idea que nos convenció en algún momento. Esas ideas a veces siguen vigente, puede ser, pero encontrar nuestra verdadera vocación es un proceso que demora tiempo. Para mi a sido un proceso largo, en el cual tendía a creer que mi imaginación y escribir historias sería mi propósito en la vida, hasta que me di cuenta que no me hacía sentir completa. No te presiones, no todo esta definido. Aunque tengas cincuenta o setenta años, puedes seguir buscando tu verdadera vocación.




Es así de simple. No necesitamos de ir un mes a Europa y quedarnos en un hotel cinco estrellas o ganarnos la lotería para ser felices. Esa alegría se va con el tiempo y en la mayor parte de los casos nunca llega. Con pequeñas acciones diarias podemos contribuir a una felicidad duradera. Salir a pasear con alguien que quieras, dibujar algo que te traiga buenos recuerdos, ver fotografías antiguas, ir al cine con alguna amiga, comer tu comida favorita porque sí, escuchar esa canción que siempre te hace sonreír, estudiar algo que te apasiona, jugar un videojuego por una hora. Si llenas tus días de al menos un par de estas cosas, estarás siendo feliz de verdad.




Siempre me dijeron desde pequeña: 'Si no tienes nada bueno que decir, no lo digas'. La yo niña no lo entendía. Era como un castigo tener que aguantarme las pesadeces. Quizás la yo de ahora aun trabaja un poco en eso. A veces es difícil ser amable y es entendible que estemos molestos u opinemos negativamente en cuanto a lo que otra persona dice o hace. Por eso, si no podemos decirles algo bueno, mejor callemos. No se trata de dejar que nos pasen por encima, esto tiene que ver con nuestras diferencias de pensar. Seamos reservados si lo que vamos a decir puede dañar a otro y evitémonos una pelea. La paz ante todo.




Como en una frase de más arriba, debemos dejar ir el pasado. Dejar ir antiguas aficiones que ya no nos apetece practicar, dejar ir viejas amistades, amores, palabras en la garganta, objetos sentimentales, sueños que nunca cumplimos y no pensamos cumplir. Es doloroso a veces, pero es necesario. Agradezcamos porque todo eso estuvo en nuestro camino y dejémoslo atrás.






Dejé este al final para que sea el último mensaje que lean. El objetivo de este blog es que se motiven e inspiren para cambiar algo negativo de sus vidas. Aunque crean que ya todas las decisiones están tomadas y los demás (y posibles) caminos ya se cerraron para ustedes, regresen. Vuelvan atrás y decidan de nuevo. No es un volver atrás de encontrarse nuevamente con el pasado (a menos que realmente sea necesario); es un volver atrás para escoger a consciencia, para cambiar y ser una mejor versión de ustedes.


Namasté.

133 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page